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Dejar atrás nuestro pasado

Dejar atrás nuestro pasado

Por: SADIE ROBERTSON HUFF

Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación.
¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!

2 Corintios 5:17 (NVI)

Creo que estarás de acuerdo cuando digo que todas / todos tenemos un pasado. ¿Cuáles son las cosas de tu pasado de las que no estás orgulloso/orgullosa? A mí me vienen muchas cosas a la mente y no creo que esté sola en eso.

A menudo, lo que nos impide seguir a Dios es lo que solíamos ser o las cosas que solíamos hacer.

Recuerdo la historia de una chica que conocí hace un tiempo. Era hermosa y simpática… y tenía un pasado. Un error que cometió en la escuela secundaria, la acompañó durante años. Se hizo público y, en última instancia, impidió que la aceptaran en cualquier hermandad de mujeres en su universidad. Todo lo que podía pensar era en lo triste que tenía que ser. No tuvo la oportunidad de continuar con su futuro en algo que le hubiera encantado hacer, todo por algo que hizo que no era una representación de quién es ella. La situación se sentía tan injusta.

Pero el poder del evangelio es que tenemos esperanza en la novedad de vida, y hay una historia de resurrección para nosotras, tal como dice nuestro versículo clave: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es. ¡Lo viejo ha pasado; he aquí, ha llegado lo nuevo!” (2 Corintios 5:17).

¿Cómo entramos en nuestra vida como una “nueva creación” cuando todos nos conocen por lo que éramos? Hay dos pasos que he tomado en mi vida cuando se trata de superar mi pasado:

#1: Debemos saber quiénes somos y qué dice la Palabra de Dios sobre nosotras. Si no estamos arraigadas en esta verdad, escucharemos la voz del enemigo. Sin embargo, si estamos verdaderamente ancladas en la realidad de quienes Dios dice que somos, cuando el enemigo venga a atacar, lo detendremos y le recordaremos quiénes somos.

#2: Debemos plenamente comprometer nuestras vidas a Jesús. No podemos ser completamente lo que estamos destinadas a ser si todavía estamos viviendo nuestras vidas pasadas. Por ejemplo, sería muy confuso si Pablo, quien escribió muchos libros del Nuevo Testamento en la Biblia, hubiera continuado asesinando cristianos (Hechos 9:1) después de que él mismo se convirtió en uno (Hechos 9:3-18). Lo poderoso de su historia es que él se comprometió; no dio marcha atrás. Muchas personas en la Biblia tuvieron que superar su pasado para entrar en el llamado de Dios para sus vidas, como Moisés, José, Rahab y Rut. Podemos hacer lo mismo.

Lo que es una locura pensar es que, si estas personas en las Escrituras no hubieran dejado atrás sus vidas anteriores, nuestras vidas serían drásticamente diferentes. Muchos de nuestros versículos bíblicos favoritos fueron escritos por Pablo. Somos impactadas por las personas que han superado su pasado.

Lo mismo es cierto para nuestras vidas. ¿A qué personas voy a alcanzar cuando finalmente supere lo que solía ser y entre en lo que Dios me ha llamado a ser? Un impacto asombroso se encuentra al otro lado de superar nuestro pasado. ¡Amiga, vive la vida a la que Él te ha llamado! No dejes que tu pasado te detenga.

Esto puede sonar fácil, pero puede ser un trayecto largo. Sin embargo, hoy puedes iniciar ese recorrido con tus pensamientos. ¿Cuál es una palabra que has estado declarando sobre tu pasado? ¿Es “fracasada”, “perdida”, “abusada”, “sucia”, “pecadora”, “débil”, “celosa”? Si tu pasado todavía te avergüenza, quiero animarte a cambiar cualquiera que sea tu palabra por “redimida”. Eso es lo que eres en Cristo: hecha nueva y limpia.

La única forma en que veremos cambiar el mundo es si realmente cambiamos por el poder del evangelio.

Dios, te agradezco mucho por el poder del evangelio. Te agradezco que no tengo que vivir enredada por mi antiguo pecado, y puedo vivir redimida por Tu sangre sacrificial. Dios, te agradezco por hacerme nueva. Oro para que, cuando me sienta atrapada en el antiguo pecado, rompas las cadenas. Oro para poder predicar el evangelio con valentía, pero, sobre todo, vivir el evangelio. Te amo tanto. En el Nombre de Jesús, Amén.

Publicado en: Proverbs 31 Ministries

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